Los escarabajos estercoleros son insectos que pertenecen a la subfamilia Scarabaeinae y se caracterizan por tener una amplia distribución, altos valores de diversidad en regiones tropicales y subtropicales y por ser un grupo focal en estudios donde se evalúan las interacciones entre el disturbio antrópico, la estructura de las comunidades y el funcionamiento de los ecosistemas. Estos insectos se alimentan principalmente del excremento de mamíferos y/o de los cadáveres de vertebrados e invertebrados, que manipulan para alimentarse o para nidificar.

Las principales funciones ecosistémicas que cumplen estos insectos están asociadas con el enterramiento de materia orgánica e incluyen la dispersión secundaria de semillas, el ciclado de nutrientes en el suelo, la regulación trófica y, en sistemas ganaderos, el control de moscas que parasitan los animales, pues escarabajos y moscas son competidores directos del excremento de vaca. Además, modifican algunas propiedades físicas del suelo, incrementando la porosidad, los contenidos de nutrientes y de materia orgánica y el desarrollando estructuras físicas en el suelo que proveen hábitat para los microorganismos de la micro y mesofauna edáfica. También modifican algunas propiedades químicas como el pH, la conductividad eléctrica, los contenidos de nitratos y amonios, entre otras.

Finalmente, estos insectos también proveen algunos servicios ecosistémicos a partir del incremento de los nutrientes del suelo (N, C, P, etc.), la formación y los ciclos biogeoquímicos que ocurren en el suelo (soporte), la promoción de una gran variedad de interacciones ecológicas asociadas a la fertilidad del suelo (regulación), y asociado con lo anterior, el incremento en la producción de pastos y otros forrajes esenciales para la alimentación del ganado, que mejoran la cantidad y calidad de carne, leche y todos sus derivados para el consumo humano (suministro).